“Ambrosio me preguntó si me contentaba hacer tamaña travesía, tan llena de peligros. Le contesté que sí, que era mi deber porque mis antecesoras habían sido señoras valientes, como mi tatarabuela Leonor de Toledo, quién manejó la espada tan hábilmente como su esposo Francisco Riquelme de la Barrera, fundador de Chillán en 1580”.
Fotografía : Editorial Planeta
Naciste en Santiago y eres periodista de la Universidad de Chile, ¿cuál es tu vínculo con el territorio de O´Higgins? ¿Has considerado abordar la región o provincia creativamente desde la escritura?
Es un vínculo importante, ya son quince años desde que me mudé de Santiago a la región y he formado un lazo potente con ella. Durante varios años trabajé en el diario regional y eso produjo también un conocimiento profundo del territorio, de la cultura de cada zona, el valle vitivinícola, la minería, el secano, aspectos tan distintivos que vas conociendo solo al pasar los años y al estar con su gente.
La región de alguna forma la abordé con la novela. Isabel es una mujer que nace en el campo, bajo tradiciones que siguen muy vivas. Conociendo a los campesinos de la región me imagino que ella y Bernardo, su hijo, contaron con una fuerte presencia y apoyo de hombres y mujeres generosos, trabajadores y sumamente enraizados con la tierra en que nacieron. El patriotismo de estos héroes de la Independencia nace de ahí, de ese vínculo de estos jóvenes revolucionarios con el pueblo llano. O´Higgins vuelve a Chile como un jovencito inglés y pronto se convierte en un hacendado, y trabajaba como el que más, codo a codo con los huasos y los indígenas de la zona de Los Ángeles.
Cuando naces en la ciudad, y aun más en Santiago eso no lo puedes percibir, es imposible, tienes que vivir en una región como ésta para para conectarte con esa cultura y de ahí poder contarlo a través de la escritura.
A casi dos años de la publicación de Cartas al Mar, tu primera novela, ¿cómo ha sido el camino de sostener este trabajo desde la perspectiva que aporta el tiempo?
Aprendiendo a tener paciencia. La escritura es un proceso largo y difícil. Un primer manuscrito es solo un esbozo de lo que vendrá en meses o años después y que se convertirá en un libro. A eso se suma que me gusta la investigación histórica, la segunda novela que estoy terminando se ambienta en 1931, entonces eso te pide un doble trabajo, no solo el creativo sino el investigativo. Pero sin duda lo más importante es mantener la pasión: quien ama escribir y ama contar historias, seguirá escribiendo.
La novela, además de narrar y profundizar en la vida de Isabel Riquelme, plantea la temática de las invisibilización de mujeres, que por ejemplo, cumplieron un rol importante en sus respectivos tiempos, ¿Seguirás trabajando en esta línea o bien seguirá siendo un aliciente para tu trabajo?
Creo que han sido invisibilizadas por quienes cuentan la historia. Y de hecho el feminismo actual también está buscando ciertos tipos, ciertos patrones de mujeres en la historia para convertirlos en íconos. En ese movimiento, con el cual no me siento identificada, no todas las mujeres son realzadas con justicia. La protagonista de mi segunda novela es una médico víctima de un femicidio, una mujer tremenda, que hizo mucho por nuestro país, pero he notado que no responde a los cánones ni de los hombres patriarcales, ni de las mujeres feministas. Es cruel, muy triste. Isabel Riquelme también, ella no fue una aristócrata intelectual como Javiera Carrera que siempre es más valorada, fue una mujer sencilla, muy apasionada, que tuvo amores intensos y tres hijos de padres distintos, y vivió el desprecio de la sociedad colonial y la actual por lo mismo.
Otorgas a la vida de Isabel y su relación con Ambrosio y Bernardo, el atributo de ser “la mejor novela de independencia latinoamericana” ¿por qué?
Porque es una saga familiar. Creo que con la novela me quedé corta, pude haber contado mucho más. Ambrosio O’Higgins era un tremendo estratega militar e intelectual del siglo de las luces. Era un Ilustrado, de punta a cabo que llegó a ser Virrey, nosotros no podemos concebir siquiera el poder que tuvo. Fue de los hombres más brillantes que han gobernado Chile y con una historia de vida desde sus orígenes en Irlanda muy interesante. Y él, que era tremendo de estructurado, rompe sus propias reglas teniendo una relación con Isabel que lo marca por los últimos treinta años de su vida. Y de ahí nace Bernardo que para mi sin duda es el gran héroe de la Independencia, un héroe muy trágico que comienza como un ser de luz, un guerrero con una valentía que bordeaba la locura, y termina convertido en un personaje oscuro, amargado e influenciable, y que además repite la historia teniendo un hijo huacho nacido de una pasión con una mujer casada.
¿Si eso no es una novela? ¡Qué más lo puede ser!
Hay historias novelescas como la de Bolivar con Manuela Sáenz, o de San Martin con Remedios Escalada pero la de Isabel, Ambrosio y Bernardo supera a todas.
Alguna reflexión que quisieras compartir en relación a Cartas al Mar
Es la primera novela y siento un cariño especial por ella. Una novela que nació con una pasión inocente por la escritura, eso quiere decir que mi escritura es pura. En estos años me he entrenado más, he mejorado técnicamente, y eso me ha llevado a presionarme por ser mejor, que no está mal, pero te hace perder para siempre esa honestidad del primer libro. Mariana Enríquez, que es una tremenda escritora, dice que nunca vas a escribir con la pureza del primer libro y eso es una gran verdad. Pero la novela está ahí y es una base maravillosa para lo que espero sean varios libros con historias que merecen ser contadas.