Cultura, patrimonio e identidad desde O´Higgins

Cerrar

Germán Barros y sus aprendizajes como productor del Festival Toccata

Para el productor del festival que nació en Rancagua el año 2015, “Hay mucha música que te entusiasma y está vinculada a historias de ciertos compositores o de alguna época apasionante, entonces cuando a las personas las vas introduciendo y guiando, generan un vínculo muy fuerte con la música”.

Texto: Macarena Mellado | Fotografía: Natalia Morales

El Festival Toccata comenzó en Rancagua el año 2015 como una invitación a disfrutar y aprender de  la música y sus vinculaciones con las letras, las artes, las ciencias y las humanidades.

Actualmente se desarrolla en las regiones de O´Higgins, Los Ríos y del Maule, gracias al Fondo de la Música y aportes de privados, con una misma receta exitosa: hacer una nueva, entretenida y profunda forma de hacer cultura, acercando al público a las vivencias de los músicos en conciertos, exposiciones y la exhibición de documentales.

Germán Barros de la consultora Tesoros Comunicaciones, es productor general de Toccata desde sus inicios, y en esta entrevista nos cuenta los orígenes de esta iniciativa, los aprendizajes obtenidos durante estos años, cómo ve la cultura en la región de O´Higgins además de su camino personal a través de la gestión cultural.

¿Cómo llegaste a la Fundación Toccata? 

Yo estudié comunicación social, trabajé 20 años en agencias de publicidad y de pronto me empecé a meter en el mundo de la cultura y la música, relacionándome mucho con artistas y músicos, pero desde la gestión cultural.

Me he dado cuenta de lo importante que es la música dentro del desarrollo del ser humano y eso me ha emociona mucho, porque veo el efecto que produce en los artistas y también en la audiencia, y es una de las cosas que más me entusiasman: poder desarrollar más el ámbito de la gestión.

¿Qué diferencia hay entre el talento y la destreza de los artistas?

Creo que hay una diferencia entre la destreza en el manejo del instrumento por ejemplo, que exige dedicación y una gran cantidad de horas de estudio y el talento del artista, que tiene una cosa mágica, que te emociona. El talento tiene más que ver con las emociones que desatan en la audiencia. 

Me interesa el tema de la audiencia porque siento que soy un intermediario entre los artistas, la audiencia y los auspiciadores, y he tratado de vincularme con artistas siendo una contraparte en el lado en que no necesariamente ellos tienen tanta fortaleza.

¿Cuál es tu vínculo con el Festival Toccata?

Nosotros tenemos una consultora que se llama Tesoros Comunicaciones y desde ahí realizamos diversos proyectos culturales y artísticos, muchos que tienen que ver con la música y también del mundo literario, pero siempre desde la cultura.

Desarrollamos la gestión, participamos y desarrollamos proyectos, y desde ahí entregamos nuestro know how, o forma de hacer las cosas.

Todos sabemos lo difícil que es hacer cultura en este país y la fundaciones tienen en general muy pocos recursos, entonces la Fundación Toccata nos contrata para este evento y nosotros lo desarrollamos desde cuando nació hasta ahora.

El primer festival nació en Rancagua. ¿Por qué se eligió esta ciudad y cómo se expandió esta idea a otras regiones?

Esta fue una idea de Alejandra Cantor, que fue presidenta de la Fundación. Cuando partió, tuvo la idea de no hacerlo en Santiago, que era lo natural, sino de descentralizar. Rancagua estaba cerca de Santiago y Alejandra tenía vínculos con personas de la región.

En las regiones hay talento, hay muchas potencialidades en las personas. Como Tesoros tenemos una convicción regional y hacemos la mayor parte de los proyectos fuera de Santiago.

¿Creen que han logrado aportar a la formación de audiencias en torno a la música?

Hay un proceso de educar un poco a la audiencia, porque muchas veces no sabemos si lograremos atraer público si llevamos a un artista de música docta a una comuna pequeña. Tal vez esa audiencia nunca ha escuchado ese tipo de música o le gusta otro estilo como la ranchera por ejemplo. 

Pensábamos que era muy difícil competir con otro tipo de música más popular, pero al final nos dimos cuenta de que hay muchas personas que les gusta la música clásica y  siempre hemos mantenido un espacio para ella. No juzgamos a nadie ni les decimos que esa música no. Les decimos que esa música está bien, pero también está esta otra. Queremos abrir el espectro musical y en la medida de que les das herramientas a las personas para entender que hay alternativas, las podemos educar para que tengan un oído más amplio y eso, más que condenar a la ranchera o a la música popular, es tener más alternativas.

Hemos tenido muchas sorpresas: el año 2022 estuvimos en Palmilla que tiene un teatro y una gestión cultural fantástica y llevamos un grupo de dos cantantes líricos con un piano. El teatro estaba lleno,  fue muy bonito y era canto lírico, que uno podría pensar que no les gustaría, pero había muchas personas que lo agradecieron.

Toccata apunta más bien a desarrollar estas audiencias en públicos más controlados, porque tratamos de vincularnos con las personas. El problema de las grandes audiencias es que pierdes la cercanía, entonces tratamos de hacer conciertos que generen un vínculo con un público más reducido, con el que podamos conversar y traspasar  el conocimiento. 

¿Es muy difícil introducir a las personas en el mundo de la música clásica?

Se dice que la música clásica es como la lectura: muchas personas quieren leer pero no saben por dónde partir. Si vas a una biblioteca, te abruma la cantidad de libros y puedes tener una partida buena si lees una novela que te agarra, como puedes tener una partida mala, si agarras un libro que requiere cierta preparación. 

Lo mismo pasa con la música: hay mucha que te entusiasma y está vinculada a historias de ciertos compositores o de alguna época apasionante, entonces cuando a las personas las vas introduciendo y guiando, generan un vínculo muy fuerte con la música.

Finalmente la música es belleza y puedes moldear a que las personas puedan aspirar a un encuentro con el otro y consigo mismo, porque cuando uno va a escuchar un concierto tiene una experiencia personal, hay una introspección. Es el efecto que produce la música: algo absolutamente subjetivo, cada uno es diferente, pero te pasan cosas.

Ustedes como festival no solo llevan la música a los distintos territorios, sino que también hacen conferencias, concursos  u otro tipo de actividades. 

Nos gusta mucho vincular la ciencia a las humanidades y también realizamos un concurso artístico escolar muy interesante, donde tenemos cinco categorías, para niños, niñas y adolescentes, porque ahí está el desarrollo que como sociedad vamos a poder cambiar. Como adultos es muy difícil lograr cambios.

Hemos ido conociendo la educación artística a través de la gestión y creo que ahí hay un ingrediente que todavía no se le toma el peso en este país para lograr ciertas cosas, como es el manejo de las comunidades. 

Creo que en la educación artística hay una esperanza en que tú puedas ir a comunidades que están en riesgo social y que puedas entregar ciertos valores. Creemos que podemos afectar a la comunidad completa y eso es lo que nos gusta.

Ha sido interesante el reconocimiento que les damos a estos futuros artistas, que sean reconocidos y que puedan hacer una presentación sobre cómo es este recorrido para convertirse en artista. También lo hemos hecho con artistas que están viviendo fuera pero que tuvieron vínculo o nacieron en la región y que hoy día tienen una carrera internacional y ha sido muy bonito, porque les muestra un futuro posible.

¿Cómo funcionó la convocatoria abierta a artistas regionales en O´Higgins?

Este es el primer año que lo hacemos así y fue una buena experiencia porque llegaron muchos artistas e hicimos una  selección que estuvo a cargo jurados como la pianista Rosa Vergara, el encargado de cultura de Palmilla, Alfonso Peña y el presidente de la Fundación Toccata, Eduardo Brown.

Todos quedamos sorprendidos de la gran calidad de muchas piezas que llegaron y de la variedad. Esta es una región muy activa en términos culturales y artísticos y por supuesto musicales. Siempre encontramos nuevas talentos que integrar y eso es parte del festival.

Los artistas muchas veces señalan que hay pocos espacios o que cuando los municipios hacen eventos contratan artistas de afuera. ¿Crees que es así?

Sí, pero yo creo que no es solamente el espacio físico que muchas veces se tiene un escenario muy bueno, pero falta un ecosistema para el desarrollo de los artistas. Tiene que ver con cómo esto se hace sustentable.

Por ejemplo se hace el teatro, o sea el escenario, pero no hay un plan mensual de actividades y que se logre llenar.. Es importante lograr que esos artistas que están tocando tengan una remuneración acorde, que tengan difusión. El desafío es cómo se mantiene vivo esto porque cuando se logra, se integra dentro del ámbito de la comunidad y ahí viene el apoyo del Estado pero también de los municipios, de los gobiernos locales, de las empresas y de los artistas que puedan autogestionarse y estar en distintos escenarios.

Lamentablemente también el Estado tiene ciertas políticas que son muy inestables, no se ponen del punto de vista el artista. Muchas veces si haces bien las cosas y te financian un año, cuando vas a postular te dicen que ya ganaste el año pasado y no postular este año. Y los artistas se cuestionan qué hacen con todo lo que formaron y lograron.

Trabajamos con una orquesta en Coquimbo que tenía una gestión fabulosa. Había niños de esa orquesta que vivían en tomas y las mamás nos decían que estaban felices de que sus hijos estén en esa orquesta y me toco escuchar que una mamá decía que sabia que si su hijo toma un instrumento, deja de tomar arma. Cuando el niño está entusiasmado,  empieza a participar y a desarrollarse

Lamentablemente en este país no podemos depender de los fondos, hay que buscar otras alternativas, hay que diversificar un poco la canasta y en eso la comunidad es clave, porque son pequeños esfuerzos, vínculos con las empresas o con las instituciones los que van a hacer la diferencia. Se puede hacer pero tiene que haber alguien que esté haciéndolo.

¿Crees que la música docta en general, ha despertado mayor interés o tiene como un ecosistema un poquito más formado en esta región?

Creo que hay muchas cosas que apoyan eso, pero hay que estar haciéndolo permanentemente porque a la música docta siempre le va a costar más que a la música popular.

Por ejemplo, uno puede aspirar a hacer eventos en un estadio con música clásica, pero no de cualquier tipo, va a tener que tener alguna visión, alguna forma que la vincule a la masividad. Quizás está más vinculada con un público más reducido o que pueden tener una convicción, quizás son espacios también que pueden tener una identidad más vinculada con eso.

La música clásica tiene memoria y nos enseña muchas cosas. Si tú vas a escuchar un reggaeton, da lo mismo de dónde viene porque tienes que bailarlo y ya. En la música clásica hay una forma para haber llegado a esa composición, utiliza ciertos instrumentos, el músico tiene una historia, pertenece a alguna corriente. Hay tanta memoria que empiezas a traspasarle contenido a las personas y eso las hace crecer.

Además del Fondo de la Música, ¿postulan también a la Ley de Donaciones Culturales?. ¿Cómo se organizan para poder sostener el festival?

Se desarrollan vínculos con empresas e instituciones de todo tipo y eso nos permite estar muy sensible a lo que está pasando y a lo que busca la empresa muchas veces. Hay empresas que donan sin pasar por la Ley de Donaciones, o a veces no quieren que aparezca su logo en el proyecto, porque les gusta apoyar la cultura.

¿Cómo proyectan el Festival Toccata?

Sueño con  continuar con esto a futuro, integrando la mayor cantidad de talento de la zona.  Siempre vamos encontrando artistas nuevos. 

El año 2022 nos presentamos en una escuelita de El Manzano en Las Cabras y llevamos a un Cantor a lo Poeta y su hermano que toca guitarra. Nos presentamos en el gimnasio y descubrimos una cosa maravillosa: a los niños que aparentemente estaban conversando sin poner atención en la música, la directora les preguntó algo al final de la presentación y todos los niños corrieron a tomar el micrófono.

Hay cosas que les importan y tú estás llegando con esa música y estás haciendo que amplíen su espectro de conciencia. El arte y la música cambia vidas y nos hace sacar lo mejor de nosotros.

Además comunitariamente es muy sano, porque ya, sea en el pueblito más alejado o en la ciudad más integrada, somos todos diferentes en lo que nos gusta en la vida, políticamente, tenemos diferentes historias, pero la música nos une, estamos todos unidos en un solo sonido y eso cuesta mucho encontrarlo en otro contexto.