Texto: PaVito
Veinte años son nada dice el tango Volver y puede ser si del paso del tiempo se trata. Sin duda es subjetivo, al otro lado de la cordillera no más, la vida se volvió eterna para algunos en tan solo cinco minutos. Acostumbrados a celebrar ciclos, hacerlo a partir de lapsos de tiempos prolongados es en ocasiones difícil, más cuando los recuerdos pueden hasta no sonar propios. Es tanto lo que se cambia a veces, que pareciéramos rememorarnos como un personaje de una historia que no es nuestra. No sé si es el caso.
Veinte años después del primero de noviembre del 2001, fecha en que nace la revista Primeros Pasos, la misma que al año siguiente da inicio a la editorial del mismo nombre, o viceversa –la paradoja del huevo o la gallina también se presenta acá–, empezamos a “cranear” instancias que metieran tanta bulla como esfuerzos, personas, desafíos, aprendizajes, frustraciones y aciertos permitieron mantener una iniciativa tan simple como una revista fotocopiada con creaciones de escritores principalmente emergentes, o mejor dicho su propósito inicial de ser espacio para los escritores marginados y también, ser el punto de partida para hacer cambios radicales que permitieran una mayor unidad y complicidad entre los literatos de la época en la región.
No ha sido una tarea fácil. Han pasado veinte años y aún la cadena alimenticia cojea y la importancia de que cada uno de los elementos que la conforman tengan la misma trascendencia y compromiso: el creador, el público o lector, las instituciones u organismos relacionadas con el área y empresas afines, los gestores culturales o emprendedores, los medios de difusión. Pero sin duda algo se ha avanzado y al menos un puñado de personas podrían valorar lo hecho. Lo cierto es que pese a todo la editorial se mantenía con vida y ya eso era algo que merecía más que un brindis solitario.
Así nace la idea de crear la colección Veinte, una instancia que reuniera a aquellos autores que de alguna u otra manera habían sido parte de este logro, como una especie de catálogo al mismo tiempo, de quienes están haciendo literatura hoy en día, con un énfasis local por sobre todo, que ha sido el hilo conductor. Y como veinte en veinte años era muy poco, se decidió por separarlo en dos tomos, dos decenas por lado, el primero para las escritoras, con ironía en tono rosado y otro igual para hombres en matices del azul. Con diez páginas para cada autor, en diversidad de géneros, temáticas, estilos y generaciones, une lo que a veces no tiene por donde, recordando nuestro origen humano y que la fuerza viene del todos juntos y del para el mismo lado. Todo esto revestido de una hermosa portada, obra y gracia del pintor rancagüino Leandro Sepúlveda.
Dejo a continuación el nombre de cada uno de los autores participantes en ella y la invitación de adquirirla y disfrutarla, a propósito del mes del patrimonio, pues rescata pasados ya inexistentes y presentes, tradiciones, pensamientos, vivencias y sentires, que gracias a la magia del libro se han eternizado:
Tomo 1 – Escritoras: Ángela Barrera, Carmen Laborde, Catalina Ferrada, Catherine Fieldhouse, Cecilia Compagnon, Gilda Pérez, Gisella Ramírez, Irem Toal, Katia Velásquez, Magda Canales, Malvina Saldías, María Angélica Vásquez, Marianela Riquelme, Marina Marchant, Mirella Neira, Paula Daza, Rebeca Erce, Rosa Aránguez, Silvia Alarcón y Tábata Santibáñez.
Tomo 2 – Escritores: Aquiles Ríos, Carlos Manzoliz, Ciro Calderón, Daniel Peluffo, Esteban Valenzuela, Fernando Sanhueza, Francisco Muñoz, Ivo Sazunic, José Cortés (H), Juan Emilio Herrera, Luis Carreño, Luis Weinstein, Mario Labrín, Oscar Cabello, Oscar Ulloa (H), PaViTo (bonus track), René Acuña, Ricardo López, Sergio Vera, Valerio González y Víctor Molina.