A Marianela Riquelme Castro, oriunda de Rancagua, desde muy niña le gustó escribir poesías y libretos para los actos escolares. Su educación básica la hizo en el Rancagua College y la media en el liceo María Luisa Bombal, egresando de sexto de humanidades en el Eduardo De Geyter. Después de recibirse de profesora en la Escuela Normal número uno, ejerció en diversos colegios. Si bien de esto ya hace mucho tiempo, la vocación de enseñar ha estado presente en toda su vida. Siempre, libro del cual les hablaré hoy, es su décimo cuarto, tras publicar “Desde mí” (2007), “Haikú, poesía de la naturaleza” (2019), “Destellos” (2019), “Rememoranzas” (2020), “Huellas” (2020), “Incertidumbre” (2021), “Lazos” (2021), “Cielo y tierra” (2022), “Después de la vida” (2022), “Alegrías y tristezas” (2022), “Algún día”, “Alegrías sin retorno” (2023), y “Otro mundo” (2023).
En Siempre, la autora recuerda y destaca aquello que ha estado presente de forma continua en su día a día y que ha sido capaz de observar con ese ojo poético que ve más allá y que tienen solo algunos. Al plasmar esto en el papel, literalmente, porque hasta el día de hoy escribe a mano en cuadernos y agendas antiguas, profundiza e invita a la reflexión sobre temáticas trascendentales, como son el amor, la naturaleza, el ser humano y su convivir.
Dividido en dos capítulos, comienza con Un gran hombre, dedicado a su esposo, con quien compartió durante más de seis décadas antes de dejar este plano. Un hecho que sin duda la ha marcado y ha direccionado el rumbo de su pluma, recordando los momentos vividos, lo que significó él para ella y la familia que conformaron junto a sus tres hijos. Pero también, para hablar de la vida, sus enigmas, su belleza y desafíos, del tiempo y de las ganas que tiene de volver atrás, al ver pasar todo con tanta rapidez.
De la mano aparece la figura de la muerte, personificada de alguna forma en la pérdida de su amado y generando preguntas sin respuestas que incluso cuestionan la forma que tienen de relacionarse la vida y el cese de ella. ¿Amigas o enemigas?, surge la interrogante y la poesía responde comparando al día con la noche. Y entonces aparece el recuerdo, con imágenes que marcaron su vida y que se han ido para volver al rememorarlas. “Mirar hacia atrás es volver a vivir”, sentencia y deja a sus lectores pensativos, con la idea de dar más importancia a los momentos presentes.
“¡Como quisiera ser capaz de dar todo!, de servir a todos, de amar a todos sin ninguna distinción”, exclama luego y no me queda duda que ha sido un deseo de siempre, desde que jugaba a enseñar cuando niña y durante todos los años que como docente marcó positivamente la vida de muchos. Hoy su palabra en el papel trasciende de la misma manera: generosa, alegre, sincera, amiga.
También se da tiempo para hablar de su país amado en La patria está sufriendo, con ese sentir desgarrador que proviene de aquellos sucesos y tragedias que han marcado el diario vivir en los últimos años y de los que no ha querido desligarse. No obstante, ese don de observar con atención lo que ocurre, también a veces la llena de alegría, incluso con momentos simples, como el disfrute de un grupo de gorriones traviesos en el patio de su casa y otras tantas cosas que son parte “de toda la riqueza que el Creador nos ha dado en su infinita generosidad”.
Son los versos y el sentir de la prolija escritora Rancagüina Marinela Riquelme Castro, que eterniza en sus libros desde hace casi veinte años con la misma sencillez y certeza de Siempre.